lunes, 15 de marzo de 2010

Pérez-Reverte

Prometí que no lo volvería a leer, pero las promesas, sobre todo las absurdas, no siempre se cumplen. Publica Arturo Pérez-Reverte ‘El asedio’ y los telediarios y los periódicos se llenan de entrevistas y reportajes que uno cree haber visto antes: la España que pudo ser y no fue y el ambiente de la época napoleónica. No sé qué hacer con ‘El asedio’. He leído en algún lado que condensa lo mejor de Reverte, que es lo que se dice cuando un escritor conocido publica una nueva obra, pero también que recupera el misterio, que está en la línea de ‘El Club Dumas’ y que el personaje femenino recuerda a la protagonista de ‘La carta esférica’. Ahí empiezan las dudas. El Reverte esencial, el que a mí me interesa, el que me trae los buenos recuerdos, puede que por los libros, puede que por la época en que se leyeron, es el de ‘El Club Dumas’, ‘La tabla de Flandes’ y ‘La carta esférica’; no el del Alatriste repetido hasta la saciedad ni el que se empeña en vivir más en el 1805 que en la época actual. ‘El asedio’ son más de 700 páginas y quizás son demasiadas para arriesgarse a encontrar la piscina vacía cuando uno ya ha leído 200. En realidad, Reverte, con sus estereotipos, con su discurso cansino, merece el riesgo. Al menos sí lo merecen algunas de sus obras. Las deudas contraídas en el pasado, las lecturas vividas, las horas con el flexo encendido, pesan más que una ligera decepción en forma de libro.

3 comentarios:

  1. "Discurso cansino". Yo no lo hubiera expresado mejor. Para mí es ya un escritor insoportable.

    Un saludo, compañero.
    Luisa Pérez

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  2. Como digo, tengo alguna deuda con él y creo que le voy a dar una ultimísima oportunidad, esta sí, de verdad, la última.
    Un saludo, Luisa.

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  3. Y encantado de verte por estos páramos desiertos

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