martes, 30 de agosto de 2011

Ézaro

El primer día mojé los dedos y acaricié el papel, temiendo que se hubiesen pegado las hojas. Y no. Era una sola, tan gorda que podría haber soportado el derrame de la carga de un tintero, una cartulina vestida de página. (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/110504.html

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