El experimento de sociología que constituye contemplar a mi abuela viendo la tele tiene su momento culmen en las series de la noche. Mi abuela se traga CSI, Mentes criminales. Homicidios, Sin rastro y cualquier otro equipo de investigación capaz de trabajar en un caso abierto que contenga un poco de intriga. A veces pregunta en voz alta (no sé si se dirige a mí o a la tele) y comenta que de dónde demonios sacan esos argumentos para los episodios (ella dice ‘carallo’, pero suena mejor ‘demonios’, como en las series). Ayer, una noticia del Telediario de mediodía relataba el cese del director de la cárcel de Huelva, al que un delincuente entre rejas le había regalado dos coches a cambio de que intercediese para que otro preso consiguiese el tercer grado penitenciario. De ahí, abuela, del Telediario, es de donde sacan los guionistas sus argumentos. A veces, incluso, los suavizan para que resulten creíbles.
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