lunes, 14 de abril de 2014

Tres personajes y un alcalde

Se dice que es imposible no convertirse en la persona que los demás opinan que uno es. La sentencia constata el peligro que corremos de creernos nuestro propio personaje, de tomarnos demasiado en serio y de caer, en cierto modo, en el ridículo, en la caricaturización. Es una tendencia más o menos habitual entre los personajes públicos, acostumbrados a escucharse, y el mundo del espectáculo ha dado buenos ejemplos.
El más famoso quizás sea el de Béla Ferenc Dezső Blaskó, más conocido como Béla Lugosi, el eterno Drácula, que pidió ser enterrado con la capa del conde y sobre el que se han contado mil historias lúgubres, muchas de ellas falsas. Pero a mí me gustan especialmente dos casos. El primero es el de John Wayne. Tras leer en el guión de ‘El último pistolero’ que su personaje tenía que disparar por la espalda a otro tipo, el Duque, feo, fuerte y formal, dijo que no rodaría la secuencia porque él no hacía esas cosas. El director sonrío y realizó una explicación infantil: le dijo que aquello era una película, que él no iba a disparar a nadie por la espalda, que era una escena capital y que se dejase de historias. John Wayne volvió a negarse. No cedió ni ante la amenaza de que el productor los colgaría a todos ni ante el chantaje emocional de que Clint Eastwood sí estaría dispuesto a filmar la escena: «No me importa lo que haga ese chico. Yo no disparo a un hombre por la espalda». La película, la última de John Wayne, fue un fracaso.
El segundo caso que voy a contarles es el de Tom Jones. (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/324769-tres-personajes-alcalde

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