sábado, 12 de julio de 2014

Si es tan solo amor

Las relaciones de pareja son complicadas. Hay días en los que uno se levanta decidido a hacerlo todo bien y de repente se da cuenta de que ya ha metido la pata tres veces antes del desayuno. Suele ser sin querer, lo que en política es imposible porque en ese caso todo sucede queriendo. Ahí tienen el bipartito de Pontevedra, que por momentos parece un matrimonio resabiado y sin ganas, con broncas continuas en una sucesión de amagos y golpes que dejarían tieso a Muhammad Ali, pero cuyos integrantes nunca permiten que las maletas bajen de lo alto del armario.
Lo importante, pese a los encontronazos, que no voy a detallar aquí porque este artículo solo ocupa una contraportada, es respetar los acuerdos. En política y en la vida, ojo. Mi tío Pepe, que ya busca las bodas de diamante porque no se conforma con las de oro, me lo explicó un día muy clarito: «Tu tía y yo tenemos un pacto (...)
 

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