John Major llegó a las elecciones de 1992 con todos los sondeos en contra. Reino Unido llevaba más de una década bajo las políticas neoliberales de Margareth Thatcher y del propio Major, y el ciclo del Partido Conservador alcanzaba su fin. Cuenta el periodista Enric González en Historias de Londres que Major decidió asumir entonces una campaña aparentemente absurda. Hizo exactamente lo mismo que había hecho cuando se presentó a concejal con 21 años: se subió a un cajón y empezó a hablar a los transeúntes que pasaban cerca de los mercados. Con 21 años no fue concejal, pero en 1992 sí remontó las encuestas y se convirtió de nuevo en primer ministro. También pudo haberse pegado el tortazo padre, no nos vamos a engañar, porque algún tomatazo se llevó, pero se supone que logró vender su mensaje y que los votantes lo vieron como un currante situado a su mismo nivel: el nivel de la calle.
Aludí a esta historia hace cuatro años, cuando a Guillermo Meijón le dio por subirse a una maceta de la calle Gutiérrez Mellado, a uno de esos bancos que rodean las palmeras (...)
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